viernes, 30 de mayo de 2014

Convención, una suerte de Macondo en Norte de Santander

Por RAFAEL CARO SUÁREZ (Especial para La Opinión) | 29 de septembre de 2013
Las calles de Convención, escenario hace 114 años de la historia de un reclutamiento forzado en la guerra civil de los Mil Días, que acaba de ser rescatada por el proyecto Las Fronteras Cuentan, del MInisterio de Cultura. (Foto especial para La Opinión)

Tienen razón los que dicen que cuando nuestro Nobel de Literatura Gabriel García Márquez ha relatado con su primorosa narrativa las vivencias y sucesos cotidianos de su pueblo ‘que bautizó en sus novelas como Macondo’, parece haberse inspirado en cualquiera de los municipios de nuestra geografía nacional, especialmente en sus candorosos parroquianos y las particulares anécdotas que relatan a sus paisanos sin ningún pudor. Y esto sucede precisamente con Convención (Norte de Santander), ubicado en una superficie de 907 km² que se zanjan como una delgada franja transversal que limita con el hermano país, Venezuela.

Las calles de este municipio de 16 mil habitantes han servido de escenario, desde su fundación ‘6 de noviembre de 1829’, a toda una suerte de acontecimientos que hoy destilan un tufillo de nostalgia y realismo mágico. De eso da cuenta Fernando Jaramillo Forero, productor radial que pretende desempolvar de la memoria colectiva de su pueblo aquellas historias centenarias transmitidas de generación en generación, que hoy yacen en el olvido. Él trabaja en el colectivo radial Llanos del Tabacal y con la emisora comunitaria Manantial Estéreo.

Investigando en viejos libros y citando a la fuente más poderosa, la de la sabiduría popular, se encontró relatos apasionantes. Uno de ellos narra la vida de un enjuto campesino llamado Ricardo Lemus, más conocido como Cuto. Corrían los años de 1900, cuando el país se envenenaba por el odio que se proferían liberales y conservadores, a la postre enfrentados en la fratricida Guerra de los Mil Días; Cuto, hábil intérprete del redoblante, fue obligado a alistarse en las filas del Ejército Conservador.

Pero en vez de blandir su fusil de dotación para asestar tiros de gracia, tuvo la misión de tocar su instrumento de percusión cada vez que el comandante impartía las órdenes de guerra a la tropa. Por esta labor le juraron el cielo y la tierra; sin embargo, al regresar se dio cuenta de que todas fueron puras promesas: no le dieron un centavo, pero a cambio encontró su finca saqueada y a sus padres moribundos. De aquel héroe de guerra en Convención sólo se acordaban durante la celebración de la fiesta patria del 20 de julio, cuando lo invitaban al colegio municipal para entonar el Himno Nacional. “Cuto se envolvía en la bandera nacional cual si fuera una capa, y cantaba a viva voz acompañándose con su redoblante”, explica Jaramillo. Transcurridos esos actos, Cuto regresaba al olvido. En los años 30 lo vieron vagar por las calles de Curumaní (Cesar) hecho un despojo, hasta que enloqueció, murió y fue enterrado en una fosa común como cualquier NN. “Ricardo Lemus es un símbolo del abandono y la desolación que dejó la guerra en miles de almas provincianas”, anota Jaramillo.

Relatos apra nunca olvidar

Fernando Jaramillo fue uno de los invitados por la Dirección de Comunicaciones del Ministerio de Cultura, y la Biblioteca Julio Pérez Ferrero, para participar en el proyecto ‘Las Fronteras Cuentan- Norte de Santander’, en el cual participaron 13 emisoras comunitarias y de interés público, y 2 colectivos de comunicación nortesantandereanos para recibir talleres de narrativas y apropiación de tecnologías digitales. Así, hoy pueden relatar de forma vívida aquellas historias de sus municipios que rara vez son reseñadas en los medios de comunicación.

El proyecto en el que trabaja Jaramillo se llama ‘Cuentos y anécdotas de Convención, relatos para soñar y nunca olvidar’, serie radial de cuatro microprogramas con relatos sonoros tanto o más entrañables que la del soldado Cuto.

Jaramillo es un convencido de que la historia de un pueblo se dimensiona mejor cuando se narra desde sus aspectos positivos. Recuerda sus años de corresponsal en una cadena radial, cuando debía reportar noticias de masacres, hostigamientos de grupos armados, narcotráfico, etc. “Convención es un corredor estratégico entre Ocaña y el Catatumbo, por eso la violencia siempre ha azotado a esta región”, advierte.

Propuso a sus jefes que se dedicara también espacio a las notas culturales, pero le respondieron que “lo mejor era enfocarse en temas vendedores como los muertos y el orden público”. Desalentado, decidió renunciar: “Ya no quería seguir siendo el portador de noticias negativas en que me había convertido”, afirma.

De eso no se arrepiente porque hoy da rienda suelta a todo tipo de relatos que le alegran las tardes a los convencionistas (gentilicio de Convención) y de paso, les recuerda hitos importantes en la historia del municipio, como la llegada del primer automóvil. “Fue durante la celebración del primer centenario del pueblo, cuando llegaron 50 hombres cargando sobre sus hombros enormes cajas con las piezas de un Ford 26, propiedad de Ramón Bayona. La gente pagaba hasta 2 centavos para que les dieran una vueltica por las calles céntricas”, anota.

Otras historias dan cuenta de un carro fantasma que se le aparece en Semana Santa a todo aquel que pasa por el puente que conduce a la vereda Las Mercedes; de las personas mayores dedicadas a oficios tradicionales como la barbería, que desaparecerán porque nadie quiere dedicarse a ese trabajo; o de las peripecias que ocurrían cuando quitaban la luz a las diez de la noche. Esta serie radial así como las producidas por otros colectivos de radio en Norte de Santander, La Guajira, Cesar, Nariño y Putumayo, serán publicadas en www.lasfronterascuentan.com a finales de octubre.

¿Qué es lo bonito, y lo difícil de hacer radio en Convención? Jaramillo señala que hace falta más apoyo: “Nosotros trabajamos por puro amor al oficio, porque ni sueldo recibimos», afirma, y agrega que lo bonito es ser felicitado por sus oyentes, y ser admirado por los niños a quienes infunde pasión por la radio.

Presiente que en un futuro esos ‘pegotes’ (niños) serán los portadores de la tradición oral de Convención y, como ‘Gabo’, narrarán las historias mágicas de su región.

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